La producción convencional de cannabis puede utilizar cualquier insumo (es decir, pesticidas, fertilizantes, etc.) permitido por el Departamento de Regulación de Pesticidas de California. Muchos de estos insumos son productos químicos sintéticos tóxicos que pueden degradar la calidad del suelo, el agua y el aire. En cambio, la normativa OCal impone las mismas restricciones a los insumos que la normativa del Programa Nacional Orgánico (NOP) para los agricultores orgánicos. Esto prohíbe el uso de la mayoría de las sustancias sintéticas utilizadas habitualmente en la agricultura convencional.
Al igual que las normas NOP, las normas OCal también requieren que los agricultores de cannabis apliquen prácticas que mantengan o mejoren los recursos naturales de su operación, incluyendo el suelo, el agua, los humedales, los bosques y la vida silvestre en un rancho de cannabis. La ciencia ha demostrado que las prácticas agrícolas orgánicas secuestran carbono, protegen a los polinizadores, mantienen limpias las fuentes de agua y proporcionan una multitud de otros servicios ecosistémicos. Estas prácticas construyen suelos sanos que almacenan carbono, reducen los niveles de CO2 en la atmósfera y mitigan el cambio climático.