Ted Vivatson es propietario de Eel River Brewing y Secretario del Consejo del CCOF.
El amor de Ted Vivatson por la cerveza de calidad evolucionó de forma tan orgánica como la empresa que creó. Natural de Danville, California, Ted pasó un par de años desarrollando su paladar para las cervezas únicas mientras servía a su país en Alemania a principios de los 70.
"Era joven y las grandes empresas cerveceras estadounidenses no habían contaminado mi paladar de cervezas de calidad. Aprendí a saborear y apreciar la cerveza bajo una nueva luz, no sólo por la cantidad que podía beber en poco tiempo, sino tratando de comprender las distintas variedades y sabores. Aprendí a apreciar qué cervezas son mejores en cada estación y con qué alimentos maridan. Se me abrió un mundo nuevo".
Cuando terminó su servicio militar y regresó a California, el trabajo de Ted como topógrafo catastral a tiempo completo no le resultó tan satisfactorio como esperaba. Sin embargo, le gustaba estar al aire libre en la naturaleza porque, como una especie de niño salvaje, había crecido vagando por los bosques y la naturaleza del condado de Contra Costa. Su gran interés por los productos agrícolas y la conservación del medio ambiente se filtró en su mente mientras anhelaba una de esas cervezas alemanas con malta, lúpulo y levadura que recordaba con tanto cariño.
En 1992, Ted pensó: "Lo he descubierto. Quiero pasarme la vida elaborando cerveza de calidad con ingredientes orgánicos".
En Fortuna, California, en 1995, Ted presentó al público Eel River Brewing. Aunque la elaboración de cerveza era su máximo sueño, también se planteó mejorar las plantas con las que trabajaba. "Sabía que el lúpulo era uno de los productos agrícolas más tratados químicamente. Como son muy susceptibles al oídio y a los ácaros, se rocían con muchos fungicidas y pesticidas. Eso no es bueno. El lúpulo, al no estar clasificado como "alimento" por la FDA, no está regulado igual que las frutas y verduras".
Ted sabía que se encontraba en una situación difícil. "No podíamos luchar contra los grandes porque nuestros distribuidores eran ellos", recuerda. No fue hasta que uno de sus clientes de toda la vida le hizo una petición especial cuando Ted se dio cuenta de que la demanda de una cerveza mejor era inminente. "Vino y me pidió una cerveza desnuda", se ríe Ted. "Le pregunté a qué se refería y me dijo que quería una cerveza como la que solía beber su abuelo, sin toda la porquería que llevaba".
Ese simple intercambio llevó a Ted a elaborar cerveza orgánica. Buscó lúpulo orgánico hasta en Nueva Zelanda. "Les hizo mucha gracia", recuerda. "Esta pequeña cervecería de California vino hasta allí por su lúpulo".
Dotada de nuevos ingredientes de alta calidad, Eel River Brewing era imparable. Lo único que le faltaba era la certificación. Ted quería que los clientes pudieran confiar en su producto. "¿Quién va a decir si somos orgánicos?", se preguntaba. "Los clientes deben poder confiar en que no se trata sólo de un reclamo ecológico: somos de verdad". Se puso en contacto con el CCOF y Eel River Brewing se convirtió en la primera cervecería orgánica certificada de Estados Unidos.
Con el tiempo, Ted sintió la necesidad de convertirse en miembro de la Junta del CCOF porque quería representar las voces de la producción agrícola de los condados de Humboldt, Trinity, Mendocino y Del Norte. "Hay muchos intereses que no reflejan al agricultor y al productor", afirma. "Nuestras voces tienen que ser escuchadas".
La búsqueda de la excelencia orgánica sigue impulsando a Ted y su trabajo. "Cuando formo a mis cerveceros", explica, "les digo que lo orgánico no puede ser un compromiso por el que la gente tenga que rebajar sus estándares de sabor sólo porque quieren producción orgánica. Eso es una patraña. Tenemos que marcar la pauta".
La visión de Ted, su mente curiosa y su persistencia han dado como resultado la creación de cervezas de calidad. "Ahora somos una de las cervecerías más premiadas del mundo", afirma Ted. "Hago cerveza premiada. Y resulta que también es orgánica".